miércoles, 22 de septiembre de 2010

Historias de mercados



Ciudad de México. Son las 12:03 del domingo 19 de septiembre de 2010, hace 25 años un día como hoy se escuchaban sirenas en la ciudad y los rostros dejaban ver su angustia; pero hoy es diferente, aún se puede sentir en el aire el festejo reciente del bicentenario, aún más en el Centro Histórico…

Aquí, en el corazón de la ciudad, sobre la calle de Venezuela en el mercado Abelardo L. Rodríguez, la fiesta sigue: se escucha No rompas más, mi pobre corazón y sale una quinceañera con un vestido sorprendente, diseño de Al Mendoza. La festejada, acompañada de su madre, un chambelán y un borracho con un sombrero norteño a la manera de invitado lejano, comienzan el llamado para dar inicio a la pachanga: es la obra Al Centro y pa’ Dentro, autoría de Pavel M. Gaona.
Desde que vi el cartel me llamo la atención, un canario como los que leen la fortuna, me invitaba entre portadas de libros vaqueros y cómics mexicanos de los años 70’s, a ver eso que sonaba a albur. Elegí este mercado porque me parecía interesante ver en un espacio tan particular y cotidiano, una obra de teatro: no me equivoque. El resultado fue asombroso, la compañía ArteLugio Sobreviviente hábilmente logro intervenir el espacio público para apropiárselo.

A manera de recorrido del metro, fueron presentando a los personajes de su obra; el gran inicio de este jolgorio es la parada Lagunilla. Jessica Daniela, interpretada por Alejandra Romero, cuenta su historia. Nosotros los que venimos a la fiesta, vemos su amor por el mercado, nos hace cómplices y desnuda su alma para contarnos sus secretos, vemos a la niña convertirse en mujer por un domingo siete muy especial. Se enfatizan los valores de la familia mexicana, nos identificamos con los personajes: sabemos que de haberlos, nos hubiéramos llevado hasta el servilletero.


Toca el turno a la segunda parada: Tepito, a cargo de Leo Bautista. Un chinguiñas cualquiera pone su puesto de chácharas, de eso vive. Así nomás, recuerda a los ladrones viejos; nos hace sentir el otro centro histórico; el que no será tocado por la remodelación neoliberal; le da voz a quienes no la tienen; muestra su origen; recuerda de donde viene y en donde está. Nos recuerda que somos iguales porque somos diferentes: a fin de cuentas en todos lados se cuecen habas, ¿qué no?

Una mujer de alcurnia, un hombre rarito y una señora muy segura de sí misma y de su conexión mística-mágica con lo divino, llenan el escenario urbano, contactan con el público: entre el aroma a incienso y las risas desatadas por la consulta de tarot con Madam Cucú, sucede magistralmente la tercer parada, un homenaje a Sonora, un reflejo de nuestras supersticiones, de lo que nos hace aún un México con fe.

Cuarta parada Merced: Miguel La Rosa (Gabriel Castillo), cuenta su tragedia. Bajo la dirección de Sharon Glamour, vemos en escena un homenaje a la diversidad, sin pelos en la lengua, sin prejuicios. Sin miedo a decir libremente ¡esto soy y que!, nos hacen testigos de la transformación de Mercedes, se nos anuncia un México más libre, entre emociones se da el nuevo grito de independencia: ¡qué viva México!

Y de ahí, con gran simpleza en los elementos utilizados, dando muestra del poder de transformación del espacio a través del juego de los signos y su significado, se llega a la quinta parada. Enfrente de la barbacha del mercado Abelardo, llegamos en tour no oficial a Garibaldi. Cantamos juntos México Lindo y Querido, se nos eriza la piel para después morir de risa con la interpretación impecable de Sara Narumi. Vemos a Teresita, una mujer quedadita pero entonada que nos hace participes del Encuentro de patanes en recuperación.

Súbitamente llega a su fin esta obra, que sin saberlo activa la economía del mercado, hace gala del año de acercamiento de la cultura, dejándonos estar en paz mientras recorremos el espacio público, logrando distanciarnos de lo cotidiano para vernos reflejados en el teatro mismo, vemos nuestra identidad. Sin duda Al Centro y Pa Dentro es una clara muestra de la juventud capaz de generar proyectos de calidad, nos enseña que ser joven es creer en el cambio y hacerlos. Yo nunca había visto algo así.

Entre risas y rostros satisfechos, llega a su final, teniendo de fondo los Murales históricos de este mercado tan especial. Se despiden del público en su sexta parada, Hidalgo; dejando en el eco los sonidos únicos de Los Chakalities, quienes dan muestra de su irreverencia, se escucha rock-punk en lo alto, se baila para festejar a todo lo que da. Y de pilón este día se festeja al autor, quien hoy es simplemente él: El Huracán Pavel.

¡Gracias por hacernos un domingo tan divertido, por llevar el teatro a quien lo necesita, por no subestimar a los espectadores, por divertirse y dejarnos identificar!

Por Noel Livier de la Paz
Fotos de Tona Hernández (burundeame@hotmail.com)


Más información en http://www.artelugio.com/











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